martes, 8 de abril de 2014

La patente repelente

¿Qué pasa? ¿Cómo vais?

Hoy vengo a maldecir. Resulta que me estoy ocupando de los trámites de una patente y sólo puedo decir que jamás me he visto en un proceso administrativo tan sumamente ODIOSO.

Empezando por la web de la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM) que a mí, que navego 24/7 y con estudios universitarios técnicos me parece complicada de narices. Mira que he entrado veces, pues me cuesta entre 5 o 10 minutos encontrar algo que leí otro día. Es absolutamente terrorífico.

Luego está la ingente cantidad de documentación. El contenido no está mal, lo reconozco, y menos mal que alguien se tomó la molestia de prepararlo en su día, porque si no todo sería aun más infernal, acaso sea posible. Pero hay tantas cosas, tan mal distribuidas, tan pésimamente titulados los documentos que si ya de por sí es tedioso leerse los manuales que se aplican a tu caso concreto, ya no os digo revisar los que no se aplican hasta que te das cuenta que no te valen pa' ná.

Y venga, fiestón, te hinchas de leer y cuando por fin tienes claro cuales son los trámites a realizar ¡bang! Primer soponcio: hay que redactar una memoria.

¿Por qué zeñó, por qué? 

Amablemente los funcionarios de la OEPM han redactado un par de memorias de ejemplo, y te explican como ir montando el invento versión for dummies. Y yo, que aun no he dejado atrás mi espíritu de estudiante (ya despacharé otro día sobre mi resaca ingenieril) me leo todo pasito a pasito, como si fuera tontita, como si estuviera preparándome un examen o una entrega.

Y después de conseguir que todo quede en el formato que se exige (fuente, márgenes, numeración de páginas, numeración de líneas, y demás chorradas) y de que el estilo de redacción sea en ese estilo pedante, relamido y enrevesado de los documentos oficiales hubo una visita a Madrid con la que yo pensaba que todo quedaría finiquitado y que podría retomar mi vida. Pero no... Porque allí, nos indicaron amablemente algunos errores de la memoria (chorradas, la verdad) aunque admitieron que estaba todo bastante bien, que la gente iba sin tener ni idea de nada, y llegaba a pasar por allí entre 15 y 20 veces. Perdona, ¿qué?

Así que abortada la operación de presentación presencial viene el segundo soponcio: La Sede Electrónica

Cuando creía que no encontraría otra plataforma menos intuitiva y con menor usabilidad al usuario, me encuentro esto. Mae mía. Para tener derecho a que examinen tu solicitud, primero hay que pagar las tasas correspondientes. No voy a decir cuanto hemos pagado, porque me parece obsceno, pero es muy vergonzoso que haya que pagar por adelantado para que trabaje el funcionario de turno. Me cago en tu estampa, cóbrame cuando me apruebes la solicitud. Pues no, amigos, es que lo tienen todo pensado, porque cada vez que el examinador te diga que nones, que hay que cambiar algo de la memoria, vuelves a pagar. Así es la cosa. El caso es que tenía que pagar las tasas, y tuve que llamar 3 veces a la atención telefónica porque eso no había por donde cogerlo. Por cierto, 2 de los 3 operadores fueron muy amables, y el restante un gilipollas. Tenía que decirlo. Ah bueno, y cuando pagué petó el sistema y no me dio recibo y a ellos no les constaba... muy guay todo, aunque se pudo arreglar con el resguardo del banco...

Luego te bajas un programa que está diseñado por Satanás, pensado, supuestamente, para rellenar de forma cómoda y sencilla solicitudes y documentos oficiales y enviarlos via online ya firmados y todo. Cómoda mis cojones y sencilla tu madre. Dos malditos días para entender como iba la cosa, porque el manual correspondía a otra versión y porque es todo como muy del 2000, por no decir de los 90. Horroroso.

Y por fin, después de solucionar las miles de alertas que daba el programa en cada pantalla por verdaderas tonterías, consigo adjuntar todos los documentos, firmar la solicitud y enviarla. No lloré de milagro.

Y entonces llega el feedback de la primera funcionaria que nos atendió en Madrid, con nuevas correcciones de mierda (!). A ver, que yo se lo agradezco muchísimo, pero de verdad, no creo que tenga mayor importancia que los títulos de las secciones tengan color o que la primera página no tenga número (lo indicaba el manual, yo seguía órdenes). Lo que más revienta son las contradicciones, claro, entre lo que dice el manual y luego me dice, o entre sus correos solamente, que me ha hecho hacer y deshacer lo mismo 4 veces.

Claro, en este plan entiendo que la gente vaya 20 veces. Totalmente lógico si se rechazan las memorias por chorripolleces.

Y nada, esperando que me den el visto bueno, ando. No diré que no he aprendido de la experiencia, mentiría. Quien sabe si tengo que hacer alguno de estos trámites más adelante. Lo que si tengo claro es que no me han quedado ganas para meterme en este follón en un futuro próximo.


No hay comentarios: